"Make'em laugh, make'em cry, but over all... make'em wait"
(C. Dickens)

domingo, 27 de junio de 2010

Prólogo





Yacía sentada en la verde extensión de hierba del parque, con la mirada fija en una gran fuente ornamentada, que emitía un hermoso y apacible sonido al dejar caer el agua. Una suave e inusualmente fresca brisa de verano rozaba sus cabellos rojizos, enredándolos cada vez más. Pero ella no era consciente, lo cierto es que apenas veía la fuente, y ni siquiera se molestaba de lo enmarañado que quedaría su pelo después de un rato, obligándola a tener que volver a lavárselo. Sólo se dejaba llevar por el sonido del agua, permitiendo que sus pensamientos fluyeran por su mente con la misma facilidad y naturalidad.

¿Cuándo cambió todo? Su vida había dado realmente un giro, y todo había comenzado de una forma casi imperceptible. Al fin había comprendido que la vida no es un sendero rodeado de rosas, como había estado pensando gran parte de su vida. Había aprendido que cada una de esas rosas tenía espinas, y que si no te pinchaba la espina de la rosa más bonita, a la que tratabas de alcanzar, cualquier otra lo haría por ella. Y sangraría. Sangraría…

Algunas personas ignorarían esa sangre en sus manos, se secarían las lágrimas y volverían a intentarlo una y otra vez, porque es realmente esa flor la que desean, y no pararían hasta conseguirla, sin conformarse con la más cercana o la inmediatamente anterior. Sin embargo, pensaba la jovencísima chica que por desgracia no todo el mundo es igual y, cuando unos no descansarían hasta ver esa rosa en su mano, otros palidecerían y desistirían a los pocos intentos, si es que acaso lo volvían a intentar. Y se darían la vuelta, pensando que no hay solución, que no hay nada que hacer.

Pensando que, simplemente, es imposible.

La joven apartó la vista de la fuente, se enjugó las lágrimas y se puso en pie. Cargó su mochila al hombro y continuó el paseo por el parque. Siguiendo un camino asfaltado, un sendero ya creado anteriormente, recto… y rodeado de rosas.

1 comentario:

  1. Cada momento que te haya llorar llóralo hasta no quedar nada de ti,
    Pues para reconstruirse hay que tener el valor de desmontarse primero,
    No está mal sentir lo que sientes, lo importante es qué harás con ello.
    Agradece cada error pues con inteligencia lo convertirás en virtud.
    Si tu vida ya no pudiera dar más de sí ya estarías muerta,
    Pero si sigues viva es porque aún tienes algo grande que hacer.

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